Terram surge de un laborioso proceso de creación, inspirado en la dinámica de los ciclos de la Tierra. El nombre de Terram proviene del latín, terreno o parcela, de la cual formamos parte los seres humanos; el propietario del restaurante deseaba crear un espacio gastronómico donde resaltar el concepto de «tierra» y deleitarse con los productos que esta nos brinda.
En una de las puertas de entrada de la Vía Augusta de Girona, en la época de los romanos, y uno de los puntos neurálgicos que conectan la ciudad con la naturaleza, a través del Valle de Sant Daniel, encontramos el restaurante Terram.
El objetivo era conseguir este espacio deseado por el propietario, para que los comensales se adentrasen en una experiencia única, original y sorprendente, descubriendo la esencia de cada uno de los productos de nuestro entorno en la composición gastronómica, con la exigencia y el reto profesional que esto conlleva.
Por todo ello, el proyecto arquitectónico, derivado de la filosofía de trabajo del equipo del restaurante, no podía quedar al margen. La arquitectura del espacio apuesta por despertar todos los sentidos al máximo y que el comensal conecte desde el inicio con la armonía y el espíritu de la propuesta culinaria.
El uso de materiales nobles del entorno, como las cañas de río, la piedra de la época romana aprovechada y reconvertida en lavabo, el cobre para las tuberías de agua, el ciprés que conforma la barra, la cerámica de las paredes de la cocina, el pino de las mesas y las ventanas, y el tratamiento del espacio para sentirse como en casa, no son en absoluto en vano.